Siento mucho no haber podido actualizar el blog con más inmediatez, pero el tiempo no es precisamente el bien del que más dispongo. Si lo hubiera en el mercado compraría el que pudiera permitirme, aunque me temo que sería muy caro.
Llegó el test más importante en mi preparación, el triatlón olímpico (1500 metros de natación, 40 Km. bici y 10 Km corriendo a pie) XXVIII Memorial Onditz en San Sebastián el pasado 30 de junio. En Londres sólo tendré que hacer el doble de bici que es lo que mejor se me da. Amaneció con el típico txirimiri y parte del sector ciclista lo hicimos con lluvia, incluso en la parte más alta bajando a Igueldo nos encontramos con niebla. Probablemente un buen entrenamiento para el tiempo londinense.
Esta prueba es la más antigua de España y tiene mucho prestigio. Se notaba en la participación, en el ambiente y en el nivel de los triatletas. Creo que todos los que participamos disfrutamos muchísimo.
Mejoré en la natación con respecto a los anteriores sprint, pero sigue siendo mí peor disciplina con diferencia. Mientras que en la bicicleta y en la carrera a pie ando por la media, en la natación soy siempre de los últimos. Esta prueba no fue la excepción y a pesar de mi mejora salí del agua en el puesto 663 de unos 700.
Remonté más de 100 posiciones en la bici con bastante desgaste en un duro recorrido que como siempre tuve que hacer tirando sólo, ya que al salir tan retrasado del agua no pillo buenos grupos. En la carrera a pie me mantuve para terminar en el puesto 507.
Lo más positivo es que no tuve ningún problema con las distancias, corrí con prudencia y pude regularme bien. El tiempo final que hice de 2 horas y 45 minutos era exactamente el que me había marcado como objetivo de cara a la preparación para Londres, así que las sensaciones son muy buenas con vistas al gran reto del día 28 que está a la vuelta de la esquina, o quizá habría que decir just round the corner.
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